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26 oct 2020

EL EGOÍSMO Y DOÑA GENEROSIDAD

 RETO DE LOS PECADOS CAPITALES

1.-   Don EGO
Hola, soy EGOÍSMO, un ser poderoso que todo lo quiere. Me gusta pensar en mí, pedir para mí, ser el centro de atención, llamar a cualquier hora a quien yo necesite... sus necesidades no me importan, pues en ese momento yo soy lo importante.

Busco poseer al máximo, riquezas, poder, éxito y gloria... No me importa competir con cualquier artimaña para conseguir lo que sea a cualquier precio, por ejemplo el mejor puesto, la mejor presencia... es decir destacar en todo lo que sea necesario para cumplir mis necesidades o demandas y calmar mis ansiedades.

Me gusta que estén pendiente de mí, sea lo que sea. No me gusta esperar, que me den de lado, que me ignoren, que no me tengan en cuenta.... En caso de que sea así me impondré con cualquier excusa para que yo sea el centro de todas las realidades posibles.

Si estoy enfermo que me atiendan a mi el primero. Si estoy alegre que me escuchen a mí o me miren, si canto en un grupo quiero la mejor de las atenciones y eso me hace muy feliz.

Pienso en mí, solo pienso en mí, porque yo soy lo más importante, pues mi ego es un señor muy elegante que me da prestancia y prestigio. Los demás, que se busquen la vida pues no son tan importantes como el señor que llevo en mí, Don EGO. A veces suelo disfrazarlo con una falsa humildad para conseguir lo que pretendo.


2.-El encuentro de Don Ego y Doña Generosidad

El Barrio de Doña Generosa.

Sentada en la cafetería de su barrio se encontraba Doña Generosidad, un lugar de belleza infinita, donde la gente se buscan, se quieren y respetan, pues en él habitan, el Señor Altruismo, la joven Solidaridad, junto a su madre Filantropía. También lo habitan Doña Abnegación, y la señora Fraternidad, junto a Doña Generosidad, que es la presidenta de la asociación Vecinal del lugar.

A dicha cafetería se dirigió, con paso firme y decidido, Don EGO, quería conocer de cerca a tan extraños habitantes. Don Ego, buscó el mejor sitio de la cafetería y vio que era una hermosa, mesa con vistas al mar, que era precisamente el lugar de costumbre diario donde se solía sentar a desayunar Doña Generosidad.

Don Ego se le acercó, si vacilar un momento le pidió si podía sentarse a su lado, asintiendo, sin dudarlo, Doña Generosa.

Egoísmo, sin dar las gracias, cogió una silla al lado de la Señora Generosidad y se sentó llamando inmediatamente al camarero, que precisamente era un joven Voluntario y Solidario muy agradable. Le pidió prisa. Doña generosa, tosió algo molesta por su actitud de impaciencia y Se miraron en silencio. Pasados unos segundos Doña Generosa, con mucha calma, le explica que estaba en un lugar donde la paciencia y los buenos modales eran parte de la cultura de su barrio. Don Ego la miró desafiante y le dijo, si vacilar, que él era un ser poderoso e importante y que no podía esperar, pues tenía hambre:

-Ustedes creen que con el “buenísmo” se arregla todo, y que con la bondad se consigue mejorar las cosas.

Egoísmo de forma contundente prosiguió su discurso:

-Ustedes son bastantes ingenuos e inocentes, por pensar eso y actuar de esa forma tan idiota e irreal, cuando resulta que vivimos en un mundo competitivo, donde sobresalen los que mejor saben quitar a los enemigos del camino, sin pararse a pensar en qué daño puedo estar haciendo. LO IMPORTANTE SOY YO NO LOS DEMÁS... Se trata de llegar a ser el mejor a cualquier precio. Es verdad que puedo ser egocéntrico, e intocable para muchos y muchas pero es que vivo en una sociedad egocéntrica y perversa y necesito y quiero, cueste lo que me cueste, sobrevivir como el mejor en este sistema, llamar la atención y que me atiendan enseguida, no pasar desapercibido, como si no existiera. No soporto esa actitud, me parece de cobardes.

Doña Generosa le miró intensamente a los ojos un buen rato en silencio... Don Ego se fue sintiendo incómodo y bajó la mirada ante la fortaleza de la mirada de ella quien, con un tono de voz tranquila y relajante, le dijo:

-¿Sabe usted por qué está ahí sentado en ese lugar, contemplando estas vistas maravillosas? Porque yo se lo permití. Yo no me siento propietaria del paisaje, ni de esta mesa, ni de estas sillas, aunque yo estuviera sentada en ella. Yo le he permitido que se siente a mi lado para que usted lo disfrute aquí sentado conmigo. Eso se llama comprensión y amor, un gesto suficiente para que usted nos entienda. Sin nosotros usted no estaría ahí donde se encuentra. Gracias por venir y honrarnos con su presencia. No necesita que le explique mucho más el porqué de nuestra existencia en este planeta, pues son nuestras acciones lo que dan sentido al AMOR en la tierra.
LANGE AGUAIR
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