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5 oct 2020

Dueto de Neudis Rivera y Lange Aguiar. Un cuento de amor eterno

"EL ENCUENTRO ETERNO QUE NOS HEMOS PROMETIDO"

(Un Cuento elaborado a dúo por Neudis Rivera y Lange Aguiar)

Como dos seres inseparables vuelan, bajo un cielo azul perlado, dos hermosas aves blancas con sus alas abiertas, en nostálgica espera... Ellas vuelan y sueñan su deseo. Como estrellas viajeras, por ellas mismas distanciados, andan sus cuerpos.


Leugim y Siduén, son dos mágicos actores de la vida terrena, naciendo en distintos lugares en sus tantas encarnaciones y que por sus diferentes misiones han sufrido de generación en generación.


Se han sentido cerca, se han llamado, se han amado, se han sentido en la lejanía. Se han cruzado sus vidas tantas veces, como dos granitos de arena atorados en lugares diferentes; todo establecido por el tiempo, por un pasado donde ambos se comprometieron a trabajar por la humanidad.


Sus vidas se hablan cómo hablaba Shakespeare, con sus plumas llenas de poesía que corren por sus venas. Con sus sentires de escritores, enredándose en las lejanas neuronas de sus propios sentimientos, amándose como amores platónicos.


Dos almas transformadas en dos solitarios actores, que escriben sus historias con fino pincel. Dibujando palabras que pintan cuadros de almas afines en divina misión, con sus lados claros oscuros perfectos. Escriben con comas bien repartidas, con sus paréntesis emocionales, añorándose como dos amores perdidos en algún lugar de la tierra y con sus puntos finales que hacen llorar.


Con el tiempo dos almas, dos cuerpos con el don Supremo de amar y volar hacia el lejano amor eterno, con la misión de encontrarse sin reconocerse. Solo saben que están, sólo se sienten en la eternidad.


Cuántas veces han deseado un encuentro de cuerpo y alma. Cuántas veces han huido de sus cuerpos para que se encuentren sus almas. Sólo así, se amarán, se reconocerán. Y se fugan sus almas y viajan hacia el encuentro, donde se acarician con la mirada y sus labios se besan sin poderse tocar.


Entonces, emergen recuerdos de sus cuerpos, de sus corazones, sintiendo el fuego en la sangre y sublimes sensaciones que llaman poemas...¡son sus pasiones llenas de aventuras fascinantes! Narran y graban en sus mentes el volcán de dos pasiones de dos almas, de dos cuerpos, de dos ansias que los eleva a la Sublime Rendición.


Leugim en su soledad, habla con su amada: -Te siento siempre conmigo porque siempre estás ahí. Allí, donde yo voy labras mis caminos, mis sueños, y mis más secretos deseos. Te siento a mi lado recorriendo en silencio, unida a mí en cada paso, porque más allá de los tiempos, has labrado mis destinos en todos y cada uno de los universos que he estado. He sentido tu mano extenderse, darme un abrazo... Entonces, me reconforta tu presencia porque cerca, aún en la lejanía, te siento.


Y un inesperado y alegre día, se iluminaron los Universos ya visitados por ambos, proyectando destellos luminosos de amor regocijando, en su plenitud, a dos hermosas aves blancas con sus alas abiertas.


Justo en ese momento se oye una hermosa melodía sublime, suave como la brisa, mientras dos blancas aves danzan gozosas junto a las estrellas que danzan a su alrededor. Las dos aves blancas bajan unidas a sus dos almas buscando el camino para alcanzar sus metas, volver a sus cuerpos, que las reciben enamorados al son de la melodía de sus dulces corazones.


Entonces, el baile de las aves comienza, sonríe la tierra con el cosquilleo alegre de la fiesta del bosque mágico, de ninfas y luciérnagas. Las dos aves se posan al son de un sainete, sienten que se transforman en hada y duende. Felices los árboles sus raíces mueven al sentir en la superficie el roce del agua. Se oyen risas de duendes, se oyen cantos de hadas... Han cumplido su sueño y se funden en una prolongado y amoroso abrazo y en un fundido y profundo beso. El Rey duende y la reina hada, antes hermosas aves blancas, deciden volver a separarse en un bello juego de amor.


De nuevo quieren comenzar. Ella será una noble doncella, Él un humilde poeta. Nacerán en dos lugares diferentes, al borde de dos riberas bañadas por el mismo mar, lejos de miradas inquietas. Comenzarán de cero sin saber siquiera que pueden cruzarse un día y no reconocerse en este bello planeta. El juego, para ellos no termina nunca porque son estrellas viajeras. Quieren seguir viajando por la galaxia entera y muchas vidas tendrán para seguir viviendo muchas experiencias. No tienen miedo de nada, pues saben que jamás sus almas, les tenderán ninguna trampa. ¡Tienen la certeza que son dos seres fundidos en una sola ESENCIA!

(c) Neudis Rivera

(c) Lange Aguiar

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