MI NACIMIENTO COMO DESTINO
El espejo me devuelve una imagen
que
reconozco como la mía.
Al mirar en mis ojos
veo
un universo
inmenso que se abre ante mí,
que me proyecta hacia mi interior
como un viaje en el tiempo.
¿Soy,
en verdad lo que soy o lo que
me permito ser
en
este estado inconsciente
en el que danza alocada mi mente
y en
la que mi alma,
guión
en mano,
una misión desconocida,
me
devuelve?
Se
apagó
ante mis ojos la luz...
que me acompañaba
en
el túnel del no tiempo.
Se borró
de mi mente
todo mensaje
escrito.
Voló
de mi lado
mi
propia historia
y justo en ese momento
respiré
el aire de este planeta.
Aquí
estoy en medio de la no nada,
viajando en una pequeña gran
esfera
por un no espacio y no tiempo
en el finito infinito de
mi pensamiento.
La luz me ahoga,
las
tinieblas me abrazan,
grito en mi espacio sordo
de
palabras huecas
que acorazan un corazón
que
no resuena
y sepultan un alma vieja,
cansada
y a la espera
El camino está marcado,
y
no lo quiero.
El sendero del destino
es
un cáliz que no bebo.
El guión escrito en mis venas
se
difumina
apareciendo nuevas letras
en mis células viejas .
Mi
sangre las invaden, en el ahora,
potenciando mi sordera,
ceguera,
carrera...
por
un túnel que se alarga,
se
estira...
alejando la luz que enmarca
la esperada meta.
Aquí estoy,
en silencio,
en
medio de la no nada,
siendo libre para romper
mi
guión escrito
que yo mismo escribiera
como mi destino
en otro espacio,
en
otro tiempo
con torcidas,
borrosas,
ilegibles...
letras de fuego.
El viento del túnel me devuelve
un
grito remoto
lanzado en su momento
desde
una acantilada cueva
¿Quién dices QUÉ Y QUIÉN SOY,
si
no tengo esa conciencia?
DIME...
¿Qué hago en este extraño y hermoso
PLANETA?
(c)Lange Aguiar
De mi poemario “Ser de Luz, Hijo de la Tierra”