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7 dic 2019

VIAJE DE LUZ

El castaño, yo y las estrellas.

Caminada deambulando por mi propio desierto.  Estaba en un amplio descampado cerca de mi casa. Era el alto de una loma, o montaña donde por el día pastaban libres las ovejas de mi vecino. Mis pasos me habían llevado allí sin saber por qué. Siempre habían dicho que aquel era un lugar mágico, extraño y que poca gente se atrevía a ir de noche, por los sucesos que ocurrían en ese lugar tan misterioso para muchos. Yo estaba pasando por mi desierto y no me importaba nada. Ni siquiera me di cuenta al principio  donde estaba. Hacia mucho había decidido tirar la toalla. Pocas cosas habían ya en mi vida que pudiesen  iluminar mi cara, a dar estímulo a mi existencia  y felicidad a mis pasos. Me sentía con ganas de volver al hogar de donde había partido y terminar, de una vez por todas, mi viaje a este lugar. 


Me eché en el suelo, cerca de un bello castaño, bajo un cielo absolutamente despejado, hermoso y estrellado. Me quedé mirando fijamente las estrellas que revoloteaban en el aire. ¡Eso creí ver!  De pronto vi acercarse una pequeña estrella. Se posó ante  mí y me dejó hipnotizado.  ¡No salía de mi asombro! Poco a poco aquella diminuta estrella  fue cambiando de color y de intensidad. Frente a mis asombrados ojos se fue trasmutando, convirtiéndose en un ser luminoso ¡UN SER HUMANO! Su belleza me dejó traspuesto. Alto joven, esbelto, sonriente. ¡Me quedé sin voz!   No podía emitir palabra  alguna. ¡Era verdad lo que se contaban de este lugar misterioso! 


- Hola amado Leugim, buenas noches-  me dijo con una voz dulce, suave, melodiosa, pero no vi mover sus labios. ¡Estaba hablando sin emitir sonido!  Su voz la sentía dentro de mí. Su mensaje me llegaba  con absoluta claridad.
- ¿Qué te pasa?  ¿Por qué estás cansado? ¿Por qué  quieres volver a casa, a nuestra casa?-

Lo miraba extasiado. Su cara me era familiar pero no lo recordaba. ¿Por qué sabía él que yo estaba cansado? ¿Por qué sabía que quería volver a mi casa primigenia?  ¿Quién era aquel ser de luz y belleza indefinida?  Me asaltaban las preguntas; me enturbiaban la mente. 

- No ocupes tu mente con tantas preguntas. Descansa. Tranquilo. Sé que no me reconoces porque tu presencia humana, tu cuerpo biológico de este planeta  impide verme  con  los ojos con los que me observas.  No te dejan ver o reconocer  lo que tu quieres por que están limitados y por ello no pueden hacerlo con la bella forma con la que me mirabas en tu casa, ¡En nuestra casa!. ¡Ven!  ¡Acompáñame! ¡Cierra los ojos! ¡Descansa!-

Sus palabras me embriagaron, calmando mi ansiedad y  todo el malestar de lo vivido en los últimos meses ¿o años? de mi vida. Me dejé llevar por lo que me pedía y cerré los ojos. Lo hice muy  despacio, como si me fuera la vida en ello. Su melodiosa voz seguía retumbando dentro de mí. 

- ¡Ven! ¡Acompáñame! ¡ Descansa!-


Sentí que mi cuerpo me abandonaba. Que yo flotaba en medio de aquel prado mágico. Sus brazos me recogían a volandas y volábamos hacia  aquellas estrellas bailonas que había descubierto momento antes de cerrar los ojos.  En mi vuelo miré hacia atrás.  Me sobrecogió al ver, bajo aquel hermoso castaño, mi cuerpo que yacía inerte.  Un halo de luz cegó mi visión hacia la tierra. Volví mi cabeza. Me rodearon seres que conocía de siempre  y con voz serena y contundente se opusieron a que siguiera volando hacia el túnel  de hermosa luz que frente a mí se abría 

-¡Leugim! ¡Leugim! ¡Regresa!¡ ¡no es el momento! ¡despierta!

-Hey, hey,  ¿señor se encuentra bien?. Está usted helado y muerto de frío. ¿Necesita ayuda?

Abrí los ojos y ví al hijo de mi vecino que me sonreía. Me levanté como pude, le di  las gracias y regresé a mi casa. ¿Fue Un sueño? ¿Fue un viaje antes de tiempo? ¿Fué un delirio?
Sonreí sientiendo en mi interior lo vivido como real y seguí caminando  con paso ligero. Llegué a mi vieja y nueva casa sabiendo lo que tenía que hacer desde ese momento.
Lange Aguiar.
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