¿HAY PODER EN EL SILENCIO?
Unas palabras que viajan al interior, a lo mas profundo de los pensamientos, para no hablar, para no decir, para que las palabras no viajen, por oscuros senderos al salir desbocadas con hirientes verbos. Callar, controlar el deseo de herir y guardar silencio.
Un silencio no querido pero necesario en algunos momentos del camino por el que transita mi cerebro. Puede ser que sea el miedo, o puede ser que sea para no generar daño innecesario en el exterior, en uno mismo o en lo seres más queridos.... ¿Se es por ello indigno? ¿Se es por ello falso o no sincero?...
Muchas veces el silencio nos hace cómplices, es cierto... pero otras veces el silencio es una gran medicina. ¿Cómo saberlo? Ahí reside el entendimiento. Ahí está la sabiduría. ¿Cómo se adquiere? Escribiendo cartas sin dirección; aprendiendo a observar cada paso del camino; aprendiendo a medir las consecuencias de las palabras pronunciadas o pensadas; a reconocer cada uno de los sentimientos, cada una de las emociones cuando dejamos que sean ellas las que hablen por nosotros, que también somos, pero que no dicen lo que de verdad queremos. ¿O sí? Qué poder el silencio guarda, que nos convierte en seres...¿Indefensos? ¿Permisivos? ¿Sufrientes? ¿Enigmáticos? ¿Tímidos? ¿Prudentes...?
Somos palabras, somos silencios, somos altavoces, somos receptores o emisores de sonidos vivientes,...
¿Dónde se guarda el tesoro de lo que puede ser Justo o adecuado en cada momento?
Grita la razón, se oyen las sirenas del alma, suenan los lamentos del corazón, se esconden las vergüenzas para no sentir que se rompe tu conciencia: mejor saber poco, mejor no conocer demasiado, mejor que disfracen la verdad, mejor que siga ganando la crueldad, el egoísmo, la violencia, las guerras las ambiciones de unos pocos, el poder descontrolado, la injusticia abrazando las bombas disfrazadas de venganza, el descontrol del “ojo por ojo y diente por diente”. Mejor que las campañas ahoguen y sepulten la verdad. Mejor que sigamos velando el cadáver de la guerra muerta, de nuestro propios cadáveres que no evolucionan para abrazar su propia ESENCIA. ¿Mejor? ¿Mejor para quién? ¿Mejor para qué?
Salgamos del túnel de luces inciertas, seamos luces de nuestra propia existencia. Dejemos de velar un cadáver de una viva muerta. Dejemos de cerrar los ojos ante un mundo que necesita de nuestras letras.
NO A LA GUERRA
ACCIONES QUE HACEN DAÑO,
ACTITUDES QUE ROMPEN
RELACIONES Y DÍALOGOS.
Sentimientos que se expanden
para desnudar lo que somos,
dejando al descubierto
nuestro carácter,
nuestros errores,
nuestros lodos...
Sentimientos
que caminan a nuestro lado
porque son nuestros,
porque son de todos
nosotros.
Ahora solo quiero abrazar
a todas, a todos...
por comprender
estos momentos de zozobra...
Nacen desde lo más hondo,
ellos forman parte de
nuestra identidad
mostrando también lo que SOMOS.
Llora nuestra alma al oír
los suplicios que provocan
tantas bombas.
Callar quisiera, pero mis dedos
se rebelan para mostrar al mundo
lo que los versos muestran,
lo que las letras lloran.
Quiero comprender y mi corazón grita
¿POR QUÉ NO HAY NINGUNA SOMBRA?
¿NINGÚN LUGAR QUEDA PARA LA CONCORDIA?
Gritan las nubes cargadas de pólvora,
de miedo, de terror, de muerte y destrucción...
¡¡¡Que nuestras manos trabajen por la acción del amor;
que nuestros versos se erijan en gritos para el perdón;
que las palabras se conviertan en la mejor
herramienta para el abrazo de SOL!!!
Duelen
los oídos. Grita la tierra.
Se rompieron todos los muros.
Dolor
y llanto entre trincheras.
Surgen los falsos discursos.
Suenan
las metralletas.
Se enciende el crepúsculo
por una explosión
aérea.
Los pulmones se llenan de humo.
La lágrimas se
expresan.
Se viste el día de luto.
Ya no queda avión ni
estelas.
Salen los acusadores de sus madrigueras.
Salpicadas de
sangre están sus caretas.
Son crueles estas garrapatas que
comercian
con sus bombas y misiles a cara descubierta.
Se
acaban la dignidad. ¡Se entierra!
¿Se acaba la humanidad?,
¡Un
gran luz me despierta!
¡Gime
de dolor la Tierra!
Callo y me grita el Silencio.
Y vuelo lejos del lugar donde mis pies llevaron mi cuerpo
sin pedirme permiso primero y lloro por sentirme herido
con la sangre escurriéndose entre mis dedos.
Callo por no gritar de impotencia ante tantos atropellos.
Y el callar, el no gritar hace que el silencio se rompa en mi cerebro,
se estrelle contra mis células produciendo un bing bang
que se expande sin control en mi reducido universo.
No es el silencio que me ayuda a sosegar mis pensamientos.
¡NO!
es el silencio de mi sordera al cerrar mis oídos
para no escuchar los gemidos de tantos niños
con bombas destruidos, bombas que fabricamos nosotros
en estos ricos países de libras. euros, rublos, dólares heridos.
Vuelo lejos, no sé que siento,
no sé que hago, no sé que pienso
solo sé que nada de esto quiero.
Un mundo hermoso y en Paz es lo que sueño.
Un sistema donde la libertad y la justicia sea lo primero.
Es por lo que actúo, es lo que anhelo.
Un mundo donde la palabra hermano cobre su valor verdadero.
Hoy mis pies me llevaron a sentir
la muerte del grito que ensangrentó mis dedos.
Yo callo.
Me rompe este silencio por dentro,
me desgarro en mis propios tormentos.
¿Para no oír las bombas que creamos en este infierno?
Sé que también soy cielo,
pero mis pies se empeñan en seguir sintiendo el infierno.
Lange Aguiar