Sé que no es un sueño, pero sueño
Es mi propósito ahora mismo plasmar los pensamientos que rondan mi cabeza desde hace unos días y me hacen daño. Quiero expresar lo que siento y vivo en estos momentos, con las letras aprendidas de la lengua con la que pienso y me comunico. Son sentimientos viejos. Son emociones perdidas que se expresan en mi piel en el momento presente.
Quiero escribir un texto contando historias que me ocurrieron hace ya mucho tiempo y no se como hacerlo. No surgen las palabras adecuadas. No expreso bien, por más que le he intentado una vez tras otra, estos recuerdos que me persiguen desde hace un tiempo. Mis dedos no dibujan ni una sola letra coherente con la que me sienta satisfecho. Mis manos no teclean ni una sola frase en las que puedan cabalgar mis emociones. Más bien lo contrario: cuando mis dedos escriben algo mis manos borran, una tras otra, comienzos de historias que no me dicen nada, que no reflejan realidades sentidas y vividas. Historias mías en las que se humedecen los pensamientos, se ahogan las emociones y se descalabran los sentimientos. ¿Historias? ¿mías? ¿Recuerdos? Mi cabeza me va a estallar.
¡¡¡QUIERO ESCRIBIIIIR!!! ¡¡QUIERO ESCRIBIRRRRRRRRR!!
Gritos en mi mente que me atenazan el corazón. ¿DE VERDAD QUE NO PUEDO HACER NADA? Peguntas que quiero responder, pero las cascadas de las palabras en el río de mi cerebro no encuentran las respuestas adecuadas, ni dibujan por asomo la imagen literaria del estado en el que me encuentro ahora mismo.
¿ Y si me sumerjo en el lago de letras en el que acaba la cascada del río que mana de mi mente?. ¿Y si no respiro? ¿Y si cierro los ojos y dejo que fluya el silencio del lago en mi interior, su luz inmensa, su quietud perenne? ¿ Y si dejo que se apoderen de mi y me embriaguen los verbos escurridizos, las palabras ya pronunciadas y sentidas, las letras formando frases con sentido y los párrafos que suscriben experiencias de vida ya vivida?
Me lanzo al lago. Me dejo abrazar por su belleza y surge el milagro. Escucho el silencio. Hay un bello silencio. Quiero quedarme en el silencio un buen rato
Silencio. Quiero embriagarme de este purificador silencio. Había mucho ruido de palabras rotas en mi mente que quería parar. Ruidos de cientos de sensaciones, de miles de letras que me gritaban sin cesar en el oído.
Me quedo inmóvil frente a la pantalla de mi portátil. Respiro hondo. Cierro los ojos. Surge una imagen. Atrapo un recuerdo. Describirlo puedo y quiero: me libero de la emoción que me embarga: huelo el gas que se esfuma. Me duele mucho la cabeza. Estoy tirado en el suelo. Se acabó el gas de la cocina. El suelo está húmedo. Lloro de rabia porque sigo vivo. Lloro de alegría porque no he muerto. La muerte se aleja de mí a paso ligero. No quiere que me reúna aún con ella. Sabe que no es el momento. Mis guardianes han vuelto a defenderme y yo respiro de nuevo, con dolor de cabeza, con el gas incrustado en mis poros y escribiendo de nuevo estas letras.
¿para que seguir viviendo? ¿para que seguir mirando de frente el horizonte si siempre se aleja cuando lo quiero alcanzar y no se deja coger? Es mi misterio, es un misterio que quiero descubrir en este sueño.
Lange Aguiar
Pintura de Yricehn Bencomo y B. Aránega