“NOTA FINAL”
Señor aquí estoy pensando en mi existencia,
pensando las veces que he escapado de tu presencia,
la de rehuidas que te he dado,
en los engaños en que me he encadenado.
Ya sé que soy un pobre hombre
que no sabe dialogar contigo,
pero tú te vales de mil maneras
para hacerlo conmigo:
Me interpelas,
me interrogas,
me llamas...
¡No te oigo!
¡No te atiendo!
¡Huyo!
Mas aquí estoy de nuevo
para ver,
solo para ver
mi fe,
mi amor...
¿mi ceguera?
¡Cuántas veces me has llamado!
¡Cuántas veces has tocado a mi puerta!
y yo, encerrado, no abro;
me escudo y no salgo del caparazón
como un débil caracol
cuando se esconde en su corteza.
Ya sé que mi reflexión es imperfecta,
que no tiene coherencia
ni guarda ligazón,
pero dime
¿Cuándo he sido yo perfecto?
¿Cuándo he sabido pensar bien?
¿Cuándo he intentado escuchar tu voz
y saber lo que querías?
Pensar hoy mucho no puedo
por lo oscuro y ciego que me encuentro
y no por la fuerte luz que produce ceguera
sino por las terribles e inmensas tinieblas
que me rodean.
La Fe ¿Qué es?
Dime ¿Tengo yo Fe?
¿Creo en ti?
¿Creo en la verdadera fuerza?
¿Acaso me conozco?
¿Soy yo cuando hablo, lucho, amo...?
¿Soy yo el que soy
porque sólo quiero ser yo
o sólo soy el que soy
porque no quiero ser el que soy?
Todo me da vueltas
y se me nublan los pensamientos en mi cabeza.
Nada veo claro.
¿Quién eres tú, Señor?
¿Por qué a mi puerta llamas?
¿Por qué así te presentas?
De verdad
¿Quién eres?
¿Acaso yo lo sé?
O si lo sé ¿Por qué tengo miedo de mi mismo?
Acaso eres tonto, o estás ciego?
¿No ves lo que soy?
¿No oyes mis falsas palabras?
¿No sientes mis falsos hechos?
No,
no eres tonto, ni estás ciego
y sin embargo sigues amándome,
insistiendo en tu llamada,
buscando mi respuesta...
y yo sólo sé que estoy amargado
sin saber qué hacer,
cómo vivir,
cómo amarte,
cómo amarme
cómo seguirte,
como observar tus huellas,
mis huellas
en tu camino,
en mi sendero...
Tengo ganas de cambiar y Tú lo sabes,
¡Quiero vivir amando!
¡Quiero morir amando!
¡Quiero sufrir amando!
Y Tú lo sabes,
más, nada cambio, igual sigo,
o mejor dicho, peor sigo,
cada vez peor:
“Más encerrado en mi orgullo,
menos servicial con mi hermano,
más egoísta que nunca
y en la lucha poco solidario”
Y todavía te atreves a decirme:
“Pero qué importa,
no todo el mundo es perfecto”.
¿Acaso no ves que estoy sufriendo,
ahogándome,
que ya estoy muerto?
Pero aún así oigo tu voz:
“¡No, Miguel, todavía no Lange,
mucho camino te queda por recorrer,
y muchas cosas no vas a entender...!
Si ya sé que amar cuesta,
que luchar cuesta,
que sufrir cuesta,
pero no te ahogarás, aquí estoy YO,
¡¡Toma mi mano,
agárrate fuerte,
sigue el camino
y reza!!
¡¡Sigue el camino de tu ansiada estrella!!
¡¡Sigue el camino de tu sabio corazón!!
Hoy, Señor,
A esto te puedo decir AMEN.
Ya mañana
NO SÉ.
Lange Aguiar.
Icod de los Vinos. Tenerife 1972