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20 jul 2024

RECUPERANDO POEMAS DE ANTAÑO (27)

 

“NOTA FINAL”

Señor aquí estoy pensando en mi existencia,

pensando las veces que he escapado de tu presencia,

la de rehuidas que te he dado,

en los engaños en que me he encadenado.

Ya sé que soy un pobre hombre

que no sabe dialogar contigo,

pero tú te vales de mil maneras

para hacerlo conmigo:

              Me interpelas,

              me interrogas,

              me llamas...

                            ¡No te oigo!

                            ¡No te atiendo!

                            ¡Huyo!

Mas aquí estoy de nuevo

para ver,

solo para ver

              mi fe,

              mi amor...

                            ¿mi ceguera?

¡Cuántas veces me has llamado!

¡Cuántas veces has tocado a mi puerta!

y yo, encerrado, no abro;

me escudo y no salgo del caparazón

como un débil caracol

cuando se esconde en su corteza.

 

Ya sé que mi reflexión es imperfecta,

que no tiene coherencia

ni guarda ligazón,

pero dime

             ¿Cuándo he sido yo perfecto?

             ¿Cuándo he sabido pensar bien?

             ¿Cuándo he intentado escuchar tu voz

             y saber lo que querías?

 

Pensar  hoy mucho no puedo

por lo oscuro y ciego que me encuentro

y no por la fuerte luz que produce ceguera

sino por las terribles e inmensas tinieblas

que me rodean.

             La Fe ¿Qué es?

             Dime ¿Tengo yo Fe?

             ¿Creo en ti?

             ¿Creo en la verdadera fuerza?

             ¿Acaso me conozco?

             ¿Soy yo cuando hablo, lucho, amo...?

             ¿Soy yo el que soy

             porque sólo quiero ser yo

             o sólo soy el que soy

             porque no quiero ser el que soy?

Todo me da vueltas

y se me nublan los pensamientos en mi cabeza.

Nada veo claro.

¿Quién eres tú, Señor?

¿Por qué a mi puerta llamas?

¿Por qué así te presentas?

De verdad

             ¿Quién eres?

             ¿Acaso yo lo sé?

O si lo sé ¿Por qué tengo miedo de mi mismo?

Acaso eres tonto, o estás ciego?

             ¿No ves lo que soy?

             ¿No oyes mis falsas palabras?

             ¿No sientes mis falsos hechos?

No,

no eres tonto, ni estás ciego

y sin embargo sigues amándome,

             insistiendo en tu llamada,

             buscando mi respuesta...

y yo sólo sé que estoy amargado

             sin saber qué hacer,

             cómo vivir,

             cómo amarte,

            cómo amarme

             cómo seguirte, 

             como observar tus huellas,

            mis huellas

            en tu camino,

            en mi sendero...

Tengo ganas de cambiar y Tú lo sabes,

                             ¡Quiero vivir amando!

                             ¡Quiero morir amando!

                             ¡Quiero sufrir amando!

Y Tú lo sabes,

más, nada cambio, igual sigo,

o mejor dicho, peor sigo,

cada vez peor:

             “Más encerrado en mi orgullo,

              menos servicial con mi hermano,

              más egoísta que nunca

              y en la lucha poco solidario”

Y todavía te atreves a decirme:

             “Pero qué importa,

              no todo el mundo es perfecto”.

¿Acaso no ves que estoy sufriendo,

                              ahogándome,

                   que ya estoy muerto?

Pero aún así oigo tu voz:

             “¡No, Miguel, todavía no Lange,

              mucho camino te queda por recorrer,

              y muchas cosas no vas a entender...!

              Si ya sé que amar cuesta,

              que luchar cuesta,

              que sufrir cuesta,

              pero no te ahogarás, aquí estoy YO,

              ¡¡Toma mi mano,

              agárrate fuerte,

              sigue el camino

              y reza!!

 

              ¡¡Sigue el camino de tu ansiada estrella!!

              ¡¡Sigue el camino de tu sabio corazón!!

Hoy, Señor,

A esto te puedo decir AMEN.

Ya mañana

NO SÉ. 

                            Lange Aguiar. 

                            Icod de los Vinos. Tenerife 1972