De cazador a cazado
Observo con mucho placer lo que se
mueve ante mí. Llevo varios días buscando comida. Estoy hambriento.
Tengo frío. Mi piel de zorro necesita grasa, y mi cuerpo proteínas
para correr. Me siento casi sin fuerzas. La nieve impide alimentarme
con normalidad. Estoy debilitado. Subo a una roca desfallecido, sin
esperanza. De pronto oigo un ruido. Algo se mueve. Alargo mis orejas.
Me pongo en guardia, en posición de ataque. Bajo aquella roca, en
una pequeña cavidad, observo con deleite una madriguera de conejos,
sin su madre. Es mi oportunidad. Es la supervivencia. Es mi comida.
Son pequeños. No tengo capacidad para reaccionar a este pensamiento.
Mi estómago manda. El hambre me puede. Salto sobre ellos devorando a
los tres pequeños conejillos. Sacio mi hambre. Satisfecho, voy a
beber agua al arroyo mas cercano. Allí, tan relajado estoy que no
puse en guardia mis defensas. Un enorme Oso Pardo se abalanza sobre
mí convirtiéndome en un cazador cazado. Siendo consciente de mi
final, cierro los ojos, y veo la luz del túnel donde me esperan
sonrientes, los tres conejillos blancos que me había comido minutos
antes.
#Lange Aguiar. #creacionesliterarias