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Al agua, al campo, al cantar, al llorar isleño, a la muerte y la esclavitud, al campesino y al marinero. A la rabia y la impotencia ante los crímenes más atroces. A todo esto canta Lange Aguiar en su poemario Sudor y Esperanza, un conjunto de poemas de marcado acento social que, como él reconoce en la dedicatoria que me ha regalado, constituye para él un compromiso de vida. Enhorabuena amigo, por recuperar estos poemas de los años 70, tan vigentes hoy, por desgracia. Que tu voz llegue lejos.
Quédese el lector con este clamor del poeta:
Todos los ojos del mundo se han marchitado.
Los cansados y expertos ojos del mundo
se han secado.
Ya no tienen lágrimas, no lloran….
Por eso sólo hay una cosa que quiero hacer:
¡Llorar!
Sí, llorar para sentirme vivo, llorar por todos los hombres
regando sus áridos párpados.
¡Llorar, llorar sin cesar quiero quiero!
¿Preguntas por qué?
Niños hambrientos,
carcomidos
y del hombre ni una lágrima.
Bombas destrozando pueblos,
aniquilando esperanzas
y no se oye del hombre el llanto.
Mujeres sin pecho,
maridos sin manos ni espaldas
y el hombre no moja su cara.
¿Entiendes mi llanto?
¿Comprendes mis lágrimas?
Llorar, llorar …
¡Ese es mi único deseo!
Deseo de poeta que siente en sus entrañas
el dolor de todos,
la sequedad de la tierra,
las lágrimas agotadas.
Deseo de poeta que quiere sentirse todos,
¡HOMBRE!,
Reflejar a todos,
¡LLANTO!, Morir por todos y por nadie,
¡LAGRIMAS!
Y llorar para sentir la existencia,
¡POETA!
¿Comprendes, di amigo, al hombre poeta, llanto, lágrimas?
¿Di amigo, necesito explicar de nuevo
el porqué de mi llanto y de mis lágrimas?
¿Por qué te ríes, es que acaso te hacen gracia mis versos?
¿Por qué te ríes, es que acaso no sientes siquiera tu vida,
o cómo vives en medio de agonías?
Hermano
¿Por qué vivir situaciones tan falsas?
¿Por qué reír para ocultar la tristeza?
¿Por qué lamentar si no quieres luchar por tu tierra?
No rías más, deja que la vida sea tuya,
que el amor se mantenga,
y si ríes hazlo para expresar la alegría,
y no para ocultar frustraciones, nerviosismos o tristezas.
@Lange Aguiar, 1973.