VIDA Y AMOR FUNDIDOS EN NUESTROS CUERPOS
El río, el árbol, la estrella...
permanecen fijos en el mismo lugar...
solo el pájaro vuela libre...
tal vez porque no lleva carga,
ni agua, ni luz, ni frutos...
todo eso es EL mismo en su presencia...
Nada tiene porque nada necesita.
Su única aspiración es alegrar la vida
de los que hacen el Camino...
mientras él permanece en su eterno...
Un pájaro es un alma vieja
que va adquiriendo la sabiduría
a través del sacrificio y la transformación...
soy pájaro y este vuelo en solitario me pertenece...
hasta que llegue el día
en que me pierda en el horizonte
para fundirme
con el que ama mi alma...
Siénteme
cuando escuches
su canción...
Siempre estaré ahí...
Pero recuerda que en ese ejercicio
has de ser constante e incansable...
y tal vez así
tú también logres saber que eres,
o qué has VENIDO
A APRENDER...
La fuerza de tu fuego
llega hasta el cielo
en forma de tigre,
dragón o ardiente velero...
Sabes bien que soy duende.
Sabes bien que eres hada...
Transformados estamos
por lo que somos,
por ser dos almas enamoradas.
Somos esa pareja de baile extraviada
que de nuevo ha quedado prendida en la sonrisa del padre...
pues una vida entera merece la pena ser transformada
para poder vivir un grandioso amor verdadero
en un solo instante eterno y perecedero
que queda grabado en nuestras huellas de fuego,
haciéndonos sentir que el amor no tiene
caras, montañas, caminos ni senderos,
y que jamás puede ser una cosa más de la vida
pues vida y amor se funden en nuestros cuerpos.
(c)Lange Aguiar.
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