TEMPLO DE LUCES
Imagino,
sueño,
al despertar veo:
Una galería inmensa
un pasadizo oscuro,
sin fin,
de techo negro
y bóveda rojiza
cubierto
de innumerables huellas
y cristales negros...
Sigo despierto
y asombrado veo:
Mi silueta caminar
despacio,
lentamente detenerse;
con suavidad pasa una mano
sobre la pared húmeda,
verdiblanca por el agua
que cae, silenciosa,
sin saber por donde...
No estoy durmiendo
y sin embargo sueño
¿sueño?
no...estoy despierto y veo:
Mi mano sobre una pared
que se va alejando
de mi silueta...
Mi mano pegada a ella
no se alarga, no crece,
sin embargo la pared
se aleja...
¡Es imposible,
no puede ser,
me digo,
pero...sigo viendo!
Aquella silueta,
que soy yo,
no se inmuta,
emprende su marcha
sin dejar huellas
sobre mis huellas.
¡Qué extraño,
me pregunto,
sin salir de mi asombro!
La galería se va tornando gris
y la cúpula,
ahora más alta
se apaga
al encenderse
miles de bombillas negras.
Creo que esto
es un sueño imposible,
pero sigo despierto, viendo:
El pasadizo se va
alargando
mientras los cristales negros
se ornan rojos;
la pared verdiblanca,
se vuelve roja
y las huellas incontables
se van cubriendo
de algas rojas.
¿Es verdad tanto misterio?
¿Es real lo que estoy viendo?
Parece cierto
pues despierto sigo y veo:
Mi silueta
vestida de rojo,
pausada-mente
caminando
en aquella galería roja
llevando en la mano
un sudario también rojo;
quiere amortajar
el cuerpo de lo innombrable
el cuerpo de la...
Me molesta
lo que estoy viendo.
No puedo dormir,
sigo con los ojos abiertos:
Aquella galería,
cada vez más larga,
cada vez más alta
alberga en su seno
a una muerta
sin sudario
desnuda y sin pena
a una muerta
que aún no ha muerto
y que arrastra
mi silueta.
Doy vueltas y más vueltas,
no puedo dormir,
mis ojos no se cierran:
Una sinfonía sideral,
extrañamente emotiva,
comienza a sonar.
Mis pasos
enmudecen por momentos,
no me detengo,
¡Comienza una danza ritual!
Embrujada, embriagada
mi silueta queda.
Parpadeo.
Me pellizco y nada
¡todo sigue ahí, inmutable
a mis ojos, que no quieren ver
pero ven:
La muerta allí
inalcanzable,
cada vez más cerca,
cada vez más lejos,juega...
Sin medrarse,
avanza mi silueta
rodeada por miles
de figuras extrañas
que bailan,
con movimientos
“sincopáticos”,
al son de la música
que surge de un invisible órgano.
¡Me siento impotente,
no puedo cerrar los ojos!
La galería
se va transformando
por momentos,
cada vez más roja,
cada vez más hermosa,
sin lámparas,
potentemente iluminada.
Ahora mi silueta
sube una escalera
de mármol rojo,
adornada por jarrones rojos
y grandes flores rojas.
Alucinando estoy
y esta realidad
sigo viendo:
La túnica roja
sigue en mis manos.
El cadáver de lo innombrable,
de la muerta, está desnuda.
Mi silueta sigue avanzando
sin vacilar un momento.
Los danzarines
no paran de moverse,
la música suena
cada vez más estridente
a la que se unen el dorado
sonido de unas trompetas.
Todo me da vueltas,
me duele la vista,
no puedo dormir,
sigo despierto:
Ante mí la muerta,
tras de mí, la escalera;
lejos quedó
la danza de la inocencia;
ya no se escucha
el sonar de las trompetas,
ni la sinfonía sideral
que flotaba alrededor
de mi silueta;
sólo se oye el silencio,
tan fuerte
que hasta mudas
quedaron mis huellas.
¿No es delirio tanta verdad?
¿No es sueño, esta realidad?
Se que no duermo,
se que estoy despierto,
pero...sueño:
La galería, primero negra,
luego gris, más tarde roja,
se trasforma ahora
en una brillante
bola de cristal blanca,
al mismo tiempo
que un aroma,
fuerte y dulce,
invade cada poro de mi silueta.
La escalera hace rato quedó atrás,
al igual que el sudario rojo,
sin embargo, la muerta sigue allí,
inalcanzable,
pero ante mí.
Si no es un sueño
mi delirio,
si no es verdad esta realidad
que estoy viendo
¿me habré vuelto loco?
El silencio es roto
por el sonido de mis pasos.
No avanzo sobre algas rojas
sino sobre un espejo sin imagen.
Un altar de mármol blanco,
se abre ante mí.
Sobre él cae una fina lluvia
sin agua.
Desnuda, brillante, sonriente
se balancea contra la lluvia
el cadáver de lo innombrable,
el cadáver de la...
Imposible,
¿Por qué no puede, mi silueta,
pronunciar su nombre?
¿Por qué su lengua se queda muda?
No lo sé, quiero seguir viendo:
El sudario rojo quedó lejos,
pero en su lugar,
mi silueta arrastraun largo vestido blanco.
Sube dos peldaños;
ante el altar se postra
con las manos en alto
y las rodillas en el suelo.
Llora, llora y llora...
las lágrimas, al caer al suelo,
se vuelven rojas, luego grises,
más tarde negras...
Negra se va volviendo la galería,
el altar, la lluvia
y hasta mi propia silueta.
¡Ahora lo entiendo todo!
La muerta
no ha muerto,
su cadáver no fue cubierto,
por eso camino en la galería
que conduce hasta su templo,
por eso esta visión
me produce
tanto vértigo,
tanto dolor,
tanto miedo,
que no me deja dormir
porque la sigo viendo.
¡Sí, ahora lo entiendo!
GRITAR SU NOMBRE,
QUIERO,
CON TODA MI FUERZA,
CON TODO MI ANHELO.
LA MUERTA...
¡ES LA GUERRA...!
QUE NO HA MUERTO
Y SU CADÁVER
SUGUE RESPIRANDO EN LA TIERRA
CON MI DESESPERO.
28-10-1976 Lange Aguiar
La Laguna