El Equinoccio de Otoño y Eolo
Es el aire, bello alisio,
el que me hace sentir el otoño.
Es el suave bailoteo de la rama de un acebuche
El que me trasporta a la frecuencia del cambio de estación.
Es la caída de las hojas de mi moral y mi castañal
La que me hace recordar que llega el momento del cambio,
De la metamorfosis del movimiento
para empezar un nuevo ciclo de vida.
para empezar un nuevo ciclo de vida.
Pintura de Yrichen Bencomo y Beatriz Aránega |
Es el equinoccio de otoño.
Es el color de las sepias, los ocres, los rojos de los campos,
De los caminos alfombrados
Lo que me invade, me transporta,
Me sumerge entre sutiles y bellas hojas
Doradas, bailadoras, frágiles…
Llenas de olor
Que se despiden de su verde color
Para empezar su nuevo ciclo de vida.
Quieren ser abono, volver a la tierra,
Convertirse en nutrientes,
En alimento para sus creadores.
Se ofrecen por amor para darles la fuerza de crear
Nuevas y hermosas hojas
Que serán sus hijas, sus bellas hijas.
Es el dulce movimiento al caer de las hojas
Lo que me hace sentir el aire que entra en mis pulmones;
Lo que me trasporta a sentir el movimiento;
Lo que me lleva a oír la música de la tierra,
Es su armonía con el universo.
Lo que pone danza a mis pies,
Sonido a mi cuerpo,
Frecuencia dorada a mi corazón.
Es el otoño. Es el equinoccio. Es el aire.
Es el alisio que me invade y acaricia
Haciéndome sentir partícipe
Del cambio y la metamorfosis
Del solsticio al equinoccio.
Gracias por hacerme sentir tu presencia
A veces con mucho fuerza
Poderoso y alado Eolo
Acompañado siempre por tus
Amados Bóreas, Argestes, Céfiro y Noto
Dioses de los vientos,
Espíritus del aire, y los pensamientos.
Gracias por ser de la tierra
Los Amenois alados del vuelo y los sueños.
Lange Aguiar, 21 de Septiembre del 2012
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