Disfrutar de nuestros sentidos. Dar rienda suelta a lo que sentimos. Descubir la hermosura de lo que vivimos. Ser trasmisores y receptores de de un mundo más humano, más divino.
Creando, construyendo, disfrutando lo que somos, experimentando lo que escribimos...
Disfruta y crea, ¡TÚ TAMBIEN PUEDES HACERLO!.
Está permitido emocionarse, llorar, reir y, sobre todo SER, COMPRENDER y VIVIR.
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12 ene 2025
10 ene 2025
Ángel bucanero y mar enamorado
"...Y el deseo se vuelve pasión al abrazarse en la arena dos cuerpos que se desean en la inmensidad del océano de los sueños. Y el mar sonríe y las caracolas sienten que sus gemidos de placer sentidos sobre la arena que los envuelven, entran en su interior y guardan su sonido apasionado para enviarlo a las estrellas. Es el deseo de uh sueño que se acerca, que se hace realidad, que se vuelve eternidad porque es un anhelo que Morfeo crea...
Morfeo estaba dormido, qué curiosidad, pero en su lugar Eros miraba a través de una nube. Quería venir, observar de cerca, admirar lo que se producía en la orilla, la energía que tenían aquellos dos cuerpos salados, desnudos, dorados... Ellos se disfrutaban, se mordían, la sal se deshacía en sus bocas, se tocaban, la arena se mezclaba con la piel, en el pelo. Eran navegantes encontrados y deseados.
Y los sueños entrelazados entre gemidos de placer eran acariciados por la suave espuma de mar. Se sabían sabios pero el mar les seguía empujando lejos. Soñaban y era real el sueño. Buscaban y el sol les acariciaba el cuerpo. Manos tersas, suaves acariciando la dulzura de sus labios, de sus besos. Seguían esperando, en el amanecer de cada día, que arribara definitivamente aquel velero, que atracara en su orilla, que compartiera su sueño.
El mar le va a empujar en breve al forajido que llega con unas ganas locas de que su piel entre en contacto con la sal del atlántico. Vino una tempestad que intentó elevarlo, y lo logró. El joven voló sobre la tierra divisando de lejos el gran azul que tanto ansía. Y localizó a su amado, allá entre las arenas disueltas del fondo del mar, fundido con ellas.. Después de la tormenta, cómo no, llegó la calma y él volvió a disfrutar de la brisa marina, del sol...mientras alguien los miraba deseoso.
Dulce mástil del atlántico llega la sal de la aurora. Llega la piel del mar que los abraza y los convierte en unas alas, en una cuerpo en una estatua.
Dulce mástil del pacífico...¿Sigues viviendo en la tierra del Machu Pichu, o por el contrario tus carnes viajan hasta el viejo continente? ¿Es húmeda tu piel por el frío atlántico o quizá es hidratada por el calmado pacífico? ¿La aurora refleja en tu piel morena, quieta, llena de reflejos, todos los colores del cielo?..."
Lange Aguiar
Exracto del cuento " El Ángel Bucanero y el mar enamorado"