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9 mar 2025

EL BOSQUE MÁGICO DE LA POESÍA DE DULCINEA Y MORFEO


En un rincón maravilloso del mundo, en una hermosa ciudad al borde de un gran lago donde el tiempo se detiene y la realidad se funde con el sueño, el teatro, la gastronomía y la música existe un bosque mágico de poesía. Este lugar sagrado es un refugio donde las palabras danzan al compás del viento, y los versos, convertidos en pequeños duendes, recorren los senderos con risas suaves y melodiosas.

Los árboles del bosque de los poemas son altos y majestuosos, sus ramas se entrelazan como los versos de una poesía bien escrita. Cada tronco está adornado con estrofas que vibran en armonía, creando una sinfonía de sonidos que llenan el aire. Las hojas susurran secretos, mientras las raíces, profundas y antiguas, sostienen la historia de cada poeta que lo ha sembrado y de cada palabra que han brotado en su suelo fértil.

Las letras, por su parte, se van transformando en hadas etéreas, volando de flor en flor, esparciendo polvo de sueños y esperanzas. Estas hadas son las guardianas de la belleza que la poesía guarda en su alma y cada vez que una palabra florecía, las hadas la acompañan con un brillo especial, iluminando el bosque con un resplandor suave y cálido; así las flores que brotan en este bosque son palabras llenas de vida: "amor", "esperanza", “ luz”, "belleza”, "perdón”, “amistad",… y cada una de ellas abrazan corazones con su fragancia dulce y transformador.

Los visitantes que se aventuran a entrar en este bosque mágico se sienten envueltos en un abrazo cálido. Los poemas, como seres vivos, sienten que se unen en danzas cósmicas, creando un espectáculo de colores y emociones que iluminaban sus almas. Aquellos otros que entran en este bosque de poesía llevando consigo las penas de la vida, el sufrimiento, y la angustia del vivir, sienten al salir, que regresan con el corazón ligero y lleno de versos, armonía, paz y esperanza.

Un día, una vieja y nueva pareja soñadora llamados Dulcinea y Morfeo, decidió explorar el bosque. Al entrar, se sintieron rodeados por una atmósfera de paz y alegría. Al caminar por el sendero, se encontraron con duendes que recitaban versos de amor y amistad, y hadas que les guiaban hacia las flores de palabras. Cada paso que daban resonaban con el eco de la poesía, y sus corazones comenzaron a latir unidos al ritmo cósmico de las palabras y los versos vivos del amor.

Dulcinea y Morfeo decidieron sentarse bajo un árbol antiguo, cuyas ramas estaban decoradas con estrofas de poetas olvidados, de días no compartidos de años no recordados, de tiempos recuperados…Con un susurro, ellos comenzaron a escribir su propio poema, dejando que las palabras fluyeran como un río de luz. A medida que escribían uniendo sus manos, las letras danzaban a su alrededor, y las hadas se unieron en una coreografía mágica, creando un espectáculo que iluminó el bosque.

Al terminar se dieron cuenta con mucha alegría, que su poema había cobrado vida. Los duendes lo abrazaron con algarabía y con sonrisas y las hadas lo elevaron hacia el cielo, donde se convirtió en una luz brillante que se esparció por todo el bosque. Así, el bosque de poesía se llenó de nuevas flores, y el ciclo de la creación continuó, eterno y hermoso.

Desde aquel día, esta hermosa pareja se convirtió en parte del bosque. Sus versos florecieron en las ramas, y cada vez que alguien entraba en ese lugar mágico, su luz y belleza se compartían, recordando a todos que en la poesía, en el abrazo de las palabras, reside la verdadera magia de la vida porque los versos son la magia que resulta del amor eterno transformador.
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