Llegaste callada, silenciosa,
como un susurro que acaricia el alma,
incrustando en nuestros corazones
la alegría de un nuevo amanecer.
Eres luz que despierta los sueños,
un amor que florece en cada rincón,
compartiendo risas y secretos,
tejiendo lazos en el tiempo.
Vives en la risa y en las miradas,
aportando magia en cada encuentro,
transformas lo cotidiano en un canto,
y en tu esencia, el mundo se ilumina.
Gracias por ser refugio y esperanza,
por cada historia que se comparte,
por el calor de tu abrazo sincero,
por ser el eco de lo mejor que somos.
En esta danza de corazones,
celebramos la vida, el ahora,
con cada paso, una melodía,
y en cada verso, un nuevo destino.
Llegaste suavemente
sin hacer ruido, como un susurro,
incrustando en nuestros corazones
la alegría de compartir la vida contigo.
Me regalas un nuevo amanecer,
un amor que florece en lo que eres,
te haces amar en cada momento,
en cada mirada, en cada caricia, en cada beso.
Ríes, vives, y en tu luz,
aportas lo mejor de ti,
y en ese reflejo,
entregamos lo mejor de nosotros.
Gracias por estar en esos hitos
que nos regala el universo,
por cada instante compartido,
por cada rincón de nuestros cuerpos.
Gracias por ser acción y amor sin reserva,
por ser la esencia que nos une
en las caricias del alma expresadas
en cada gesto de amor de nuestras almas.
Nos amamos con cada beso,
con cada abrazo,
con cada danza de manos acariciando
la piel de nuestros cuerpos entrelazados
Y nos celebramos
en cada momento que nos abrazamos
que se hace eterno
porque nos amamos.
Gracias universo por regalarnos
este tiempo que viaja sin conocer el puerto
que no sabe de paradas inciertas
sino de un eterno y luminoso velero.
Lange Aguiar.
Noviembre 2025
