... "Y el deseo se vuelve pasión al abrazarse en la arena dos cuerpos, que se desean, en la inmensidad del océano de los sueños. El mar sonríe y las caracolas sienten, que sus gemidos de placer, sentidos sobre la arena que los envuelven, entran en su interior y guardan su sonido apasionado, para enviarlo a las estrellas. Es el deseo de un sueño que se acerca, que se hace realidad, que se vuelve eternidad porque es un anhelo que Morfeo crea..."

..."Y los sueños, entrelazados entre gemidos de placer, eran acariciados por la suave espuma de mar. Se sabían sabios, eternos, volátiles, espumosos... pero el mar les seguía empujando lejos. Soñaban y era real su unido sueño. Buscaban el infinito y La Luna les acariciaba el cuerpo. Sus manos tersas, suaves, acariciaban la dulzura de sus labios, de sus besos. Seguían esperando, silenciosos, pacientes,... el difuminado amanecer de cada día, porque pronto Morfeo, en su huída, inundaría de luz aquel velero, que atracaba cada noche en sus orillas repletas de sal, arena y deseos. Sabían que él volvería, como cada noche, a compartir sus sueños..."
Lange Aguiar. Septiembre 2019
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