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Disfrutar de nuestros sentidos. Dar rienda suelta a lo que sentimos. Descubir la hermosura de lo que vivimos. Ser trasmisores y receptores de de un mundo más humano, más divino.
Un momento entrañable, emotivo, mágico y profundo donde los sentimientos se expresaron libremente. Gracias a todas esas lindas personas por hacerlo posible y gracias a todas aquellas que nos acompañaron desde el corazón. Abrazos desde este lugar donde me encuentro en Argentina. Provincia de Córdoba
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¿LUNA O SOL? ¿LOBO O ESTRELLA
¿QUE SOY
Apago la televisión para irme a la cama, son casi la una de la madrugada. Se había acabado la película que estaba viendo y la verdad es que me quedé con un sabor agridulce en la boca. La historia de amor entre la luna y un hombre en la que cada noche de luna llena se convertía en un lobo errante, buscador de amores inciertos. Al apagar la televisión me doy cuenta que entra por la ventana del salón la luz de la luna y decido salir fuera a la terraza para verla en todo su esplendor y un extraño hormigueo me atenaza el estómago. Era una espléndida luna llena que lo ilumina todo, ocultando incluso, la luz de muchas estrellas. Luna inmensa, plateada brillante, redonda, imponente... Me siento en el banco y la contemplo embelesado. Comienzo a temblar y un impulso descontrolado me hace hablar con ella. Es un diálogo mudo, solo lo realizo con el pensamiento:
-Hola luna ¿Por qué brillas de esa manera?-
Siento en mi interior una voz femenina, vibrante, que habla conmigo contestando a mi pregunta:
-Soy luz de la noche oscura. Alumbro caminos y sueños. Me cantan los poetas y me miran los enamorados. Me buscan los astronautas y me observan lo astrónomos para conocer mi esencia, para analizar mi materia. Los lobos aullan al ver o sentir mi presencia...pero... yo no soy más que un simple satélite que no tiene luz propia... Solo soy una humilde ráfaga luminosa del reflejo de la luz del sol, que es un bello y gigante faro de luz ardiente de nuestro sistema planetario. Y yo te pregunto, amigo curioso ¿Proyecto luz iluminando el lugar donde te encuentras? ¿Te sirve esa luz en tus noches oscuras? -
-¡SIII!, le contesto entusiasmado y aturdido. No esperaba que la luna me contestara de esa manera tan clara.
- Si, así me ves, encendida, pareciendo que tengo luz propia, pero no es la mía, pues no la poseo. ¿Me ves luminosa al completo ahora? Pero no te engañes, tengo también mis lados oscuros. A veces solo queda iluminada una parte de mi cuerpo y muchas otras veces lo que tengo es oscuridad al completo. Aprendo a vivir con ello. Lo regulo en mis ciclos y cuando entro en la plena oscuridad, me dispongo a buscar enseguida la luz que me alumbra para que, poco a poco, vaya iluminando de nuevo mi rostro. Y la busco no solo para sentir luz en mi cara, sino para proyectarla al planeta en el que vives, especialmente en las noches más oscuras... pues intento humildemente acabar con una parte de las tinieblas... Además quiero que sepas que yo también poseo mi propias tinieblas, y suele ocurrirme, a veces, que cuando menos lo espero, cuando mas plena, brillante y bella estoy... algo se interpone entre el sol y mi cuerpo quedando también a oscuras por un tiempo. Aprendo siempre de ello... He ido comprendiendo lo que es un ciclo de vida en la tierra que habitas y cuál es mi propio ciclo y cómo influyo en la tierra y la tierra en mí...-
-¿Quieres decirme, amiga Luna, que los que habitamos en este planeta debemos entender que las tinieblas y la luz forman un todo en la vida del cosmos y que si tú eres las dos caras de una misma moneda, nosotros también somos el reflejo de la luz y las tinieblas?
- Eso es exactamente lo que he querido decir, pero no te olvides que eres tú el que debe decidir qué ser, entender qué ciclos de la vida quieres vivir y por dónde pasar y cuándo.-
Me quedo en silencio... meditando lo que la luna acaba de decirme... ¡me surgen mil interrogantes pero no me atrevo a seguir preguntándole nada más! Siento una gran atracción hacía ella y comienzo a entender ese extraño proceso de metamorfosis de muchos hombres de luz a lobo oscuros y misteriosos.
- Gracias Luna por lo que me aportas, por lo que me acabas de aclarar, por lo que me haces descubrir... Gracias, gracias, gracias... Seguiré meditando sobre lo que me acabas de enseñar...
La Luna me sonríe, me guiña un ojo mientras la va cubriendo una pequeña nube pasajera que queda iluminada en todos sus bordes. Aprovecho el momento. Miro, relajado y con intensidad, al cielo y siento en mí su inmensidad: sus galaxias, estrellas, planetas, satélites, asteroides... que aunque no los distingo a todos sé que existen y se mueven.
Entro en mi casa para acostarme. Cierro la puerta de la terraza mientras observo de nuevo a la luna plenamente llena, iluminado toda la finca, pues la nube pasajera ya había pasado... Me doy cuenta que no tengo todas las respuestas a lo que observo...
Decimos que somos seres de luz, pero ¿propia o reflejada? ¿Nos dejamos empapar para proyectar la luz que nos llega, o queremos proyectar nuestra luz porque nos sentimos estrellas? ¿Somos soles proyectando luz, o somos planetas o satélites, cuya luz proyectada es la que reflejamos? ¿Somos espejos? ¿Qué somos? ¿Qué sientes tú que eres? ¿Qué siento yo que soy? ¿Soy Lobo o soy estrella?
Me acuesto con estos interrogantes. Cierro los ojos. Duermo enseguida. Al despertar en la mañana se me agolpan en mi cerebro las imágenes de ¿un sueño? que tuve al cerrar los ojos y descansar:
“Estoy viajando por el universo. De pie voy sobre un cometa. Cruzo nubes de polvo encendidas, nebulosas de todos los colores, galaxias que parecen no terminar nunca... Cúmulos de estrellas viajeras me persiguen; paso por planetas de todas las formas y tamaños moviéndose en torno a un gigante de luz; cruzo por la oscuridad de la materia y la densidad de los agujeros negros; observo la explosión de un estrella y cómo se expande su luz cegadora por el universo. El asteroide en que voy subido acaba su viaje. Se detiene sobre una enana roja. Descubro que a su alrededor se mueven millones de asteroides con otras personas viajeras. Al lado de cada asteroide observo a seres de luz angelados, casi trasparentes, iluminando cada asteroide. Sus alas son energía encendida que no termina en ninguna frontera. Giro mi cabeza y veo al ser que me acompaña, que se hace visible en este momento. Lo miro. Le doy las gracias, se aleja, y con él toda la escena”
Abro los ojos, ¡ya estoy de vuelta!
Me meto en la ducha y el agua me devuelve a la realidad sintiendo que soy vida evolucionando en la biología de la tierra. ¿Para ser luz en la materia? Respiro y disfruto del agua. Una sonrisa se dibuja en mi cara. La misma sonrisa que la luna me devolviera durante la noche antes de ser cubierta por una nube pasajera.
¡¡¡YA TENGO MI RESPUESTA!!! ¿LA TIENES TÚ?
¡HAY UN LOBO QUE SE ALEJÓ DE MI SENDA!
EL VIAJE DE AÑIL Y EL DESCUBRIMIENTO DE SU ESENCIA BLANCA
En la inmensidad silenciosa donde nacen las estrellas, surgió un ser muy especial, una luz de un blanco azulado llamado Añil. Él se sentía que flotaba, que era una chispa incierta en un cosmos de certezas. ¿Era su brillo azul un regalo o una carga? Si su propia luz blanca interna no lograba convencerle de su valor ¿Qué podía hacer para entenderse? Y Se puso en marcha. Quería viajar por el universo y a medida que se movía, Añil pulsaba con la energía de un mundo lleno de tonalidades, de colores infinitos. Iba buscando respuestas en cada destello que encontraba en su camino, en cada tonalidad, en cada reflejo. Cuando Añil se puso en marcha, no hubo un adiós, solo una promesa silenciosa al vacío, pues Añil sabía, desde lo mas profundo de su SER que era una criatura de luz nacida para deslumbrar y por eso emprendió su viaje a través del cielo añil que llevaba su nombre, impulsado por la imperiosa necesidad de encontrar un eco, un espejo que le revelara quién era en verdad. Con cada encuentro, su luz vibraba con esperanza, mientras su esencia buscaba reflejos que pudieran validar su existencia. En su travesía, cada color y cada ser se convertían en un fragmento de su propio ser, como si el universo entero intentara ayudarle a descifrar su misterio. No estaba siendo consciente que en él residían todos los colores, todas las tonalidad, pues en él estaba el Todo, aunque su reflejo fuera azulado, solo le daba al blanco mayor brillantez.
En un momento cumbre de autodescubrimiento, Añil se encontró frente a otro Añil como él, un espejo que devolvía su propia luz. En ese instante preciso, una mezcla de asombro y reconocimiento inundó su ser. Era como si todas las dudas se desvanecieran en el aire, dejando solo la pureza de la conexión. La luz de Añil se expandió, transformando todo lo que tocaba, iluminando el espacio que lo rodeaba con una claridad que nunca había experimentado y que se reflejaba de maravilla, en las tonalidades de su hábitat, el cielo, y en el mar, que era su espejo, pues decidió quedarse a vivir en aquel hermoso planeta llamado GAIA, la tierra, y que otros seres llamaba la Pachamama.
Ahora consciente de su valor, Añil comprendió que su búsqueda no solo era personal, sino que resonaba en el corazón del cosmos, de los habitantes de aquel hermoso planeta. Su luz, que había buscado ser validada, se volvió un faro para otras luces inciertas y así, Añil no solo se encontró, sino que se hizo encontrable. Su luz, ahora se convirtió en un pulso constante del corazón del universo y del sistema solar en que tenía su hogar. Añil recordaba a cada color, a cada ser, que la verdadera esencia no se busca fuera, sino que se despierta dentro, lista para teñir el mundo con su propia y única verdad, haciéndolo más luminoso en el blanco de la paz, la verdad, la equidad y la justicia social.
Así, en ese proceso evolutivo, Añil se entrelazaba, con cada corazón que deseaba evolucionar, no como un ser conquistador, sino como un susurro ancestral que recordaba la profunda verdad que sabía que llevaba grabada en su ESENCIA más pura: que somos fragmentos de la misma luz, que nuestra búsqueda es la búsqueda de todos, y que siendo auténticos y escuchando nuestro interior, tejemos el cielo mismo con hilos de pura esperanza. Así, el viaje de Añil se convirtió en un viaje compartido, un testimonio de que, en la búsqueda de uno mismo, se encuentra el eco de toda la existencia, haciendo que cada color, que cada tonalidad, que cada diversidad... sepa, descubra, tome conciencia de que forma parte del blanco más absoluto del universo en el que habita AÑIL y al final, para que recordaran este signo de vida mas puro con el Blanco Absoluto decide, proyectar parte de su luz transformadora y encarnarse en diversas y hermosas plantas siendo la mas bella la planta Indigofera tinctoria,
y que todas ellas elaboraran esas maravillosas flores azules, para producir, en forma química y en pequeñas pastillas de un azul añil inconfundible, o en un maravilloso polvo azul para que diera mayor brillantez a las blancas sábanas de sus hermanos terrícolas, les ayudara a elaborar hermosos dibujos, a digerirlos para mejorar sus digestiones, a curar algunas de sus enfermedades, a fertilizar el suelo y a embellecer los rostros de aquellas personas que quisieran usarlo como cosmética... Así AÑIL consiguió que su nombre fuera parte del agua de la limpieza y la transformación, del crecimiento y sanación, de vida y evolución en la Tierra aunque muchos empezaran a llamarlo Índigo. GRACIAS AÑIL POR SER PARTE DE NUESTRA IDENTIDAD MAS NOBLE y traernos los luminosos niños índigos en esta nueva era.
Lange Aguiar. Octubre 2025
ESTE ES EL POEMA QUE COMPARTÍ EN SU ACTO DE PRESENTACIÓN SOBRE EL MALTRATO INFANTIL. GRACIAS POR AYUDARME A SANAR VIEJAS CICARICES. ABRAZOS
Heridas en el ALMA
En la sombra del hogar,
un eco callado,
susurros de angustia,
un llanto ahogado.
Pequeñas manos que buscan el cielo,
pero encuentran cadenas,
un frío desvelo.
Miradas que clavan,
como dagas de hielo,
en un alma inocente
que sueña con vuelo.
Violencia vicaria, un ciclo sin fin,
donde el dolor se hereda,
Y se pudre un jazmín,
El grito silente de un niño herido,
un padre que golpea
su propio sentido.
La rabia en su pecho,
un fuego latente,
reflejo de angustia,
de un amor ausente.
Espejos quebrados
que muestran el horror,
un ciclo de sombras,
un mar de dolor.
Cuando maltratas a un niño,
te maltratas a ti,
pues en su sufrimiento,
hay un eco de ti.
Las risas robadas,
los sueños marchitos,
las huellas del miedo
en sus ojos benditos.
Cada golpe, un lazo
que une el pasado,
cada llanto,
un grito de un futuro callado.
Pero hay luz en la niebla,
un camino a seguir,
romper las cadenas,
aprender a sentir y a vivir .
En la ternura
hallamos un nuevo amanecer,
donde el amor florece
y se empieza a tejer.
El cambio comienza
en el corazón,
sanar nuestras heridas,
ser la solución.
Un niño que ríe
es un mundo que nace,
un futuro sin miedo,
donde el amor abrace.
Así, en la escucha de un grito.
o de un triste lamento
que surge del alma
de cualquier niño,
de cualquier pequeño,
que nos cuenta su historia
con marcas en su cuerpo,
con lágrimas en sus ojos
y con letras de sufrimiento
no podemos
girar la cabeza
pues en cada historia contada,
en cada sueño,
tenemos que recordar,
que también nosotros
a veces lo hacemos
y que al herirlos a ellos
nos herimos nuestra propia alma
y que al sanar a un niño
nos sanamos nosotros
abriendo, con esa acción,
una esperanzada mañana,
que sana los futuros horizontes
de una inocente infancia maltratada,
Lange Aguiar (10 de Octubre de 2025)
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Aquí estoy
en medio de esta soledad compartida
de este dolor solidario,
de esta tragedia y locura.
Camino despacio
sintiendo a cada paso la vida,
mirando los ojos de aquella niña.
La que tiene su mirada perdida.
La que no encuentra respuestas.
La que vaga entre las ruinas.
Aquí estoy yo
con mi conciencia dormida.
Con mis manos levantadas
y mis palabras heridas.
Me duele el alma.
Que reflejan el horror
de la tragedia compartida
de la humanidad bombardeada
de millones de bocas heridas
Lange Aguiar.